25 may 2010

Somos cómplices las dos

A mediados de los ochenta, Yo tenía algo de 12 años. Inconstante como soy, la fiebre de Thriller ya me había pasado. Estaba lista y preparada , para lo que sería el boom del rock en castellano, como se les dio por llamar a ese fenómeno ochentero, que nos dio a una de las mejores bandas de todos los tiempos: Soda Stereo. Debo aclarar, que siempre fui una niña muy precoz. Agrandada hasta la pared de enfrente. No sé bien porqué. A veces creo que se debe a que siempre que intentaba meter mi cuchara entre los adultos, señora Madre me decía: “Cállese. Cuando hablan los mayores, los niños no intervienen”. Luego, venían mis argumentaciones: “Pero es que Yo…” y vaya para adentro, fin del asunto. Frustrada y picona me quedaba y es que muy democrática, señora Madre, no era. Por lo demás, nuestro hogar tampoco era un Estado independiente, así que todavía no habían llegado las ideas liberales. El caso es que, mientras mis primas de la misma edad andaban despidiendo su infancia (fiesta infantil con payaso incluido), Yo me encerraba en la cocina de mi casa (así soy de rara, qué te puedo decir?) con la radio de la abuela y mis canciones a todo volumen . Porque Yo : “Te prefiero fuera de foco, inalcansableeee…”o también ,y como en ese entonces era :” Laikavergin(hey!) ,tach for da very ferstaaaim” . Bueno, no tan literal, pero así fue mi mundo.

Eran las épocas del colegio y mí recién estrenada secundaria. Allí, en los salones de los “grandes” no faltaba quien llevase una radio para el recreo, casete grabado con tus éxitos favoritos, permiso para hacer un poquito de bulla y viernes en que justo en mi aula faltaba la profesora de inglés (uuuy , qué penaaaa XP) . Listo todo para aprender la nueva canción de Soda. Entonces, despacio, tímidos, algunos nos atrevíamos a acercarnos a Ellos. Y tal vez porque no estorbábamos o porque éramos “chiquitos” y les recordábamos a algún hermanito o primito por ahí, nos dejaban quedar. Así es que tuve mis primeros amigos “grandes”. Entre Soda, Prisioneros, GIT y también, Hombres G. Ese año, firmé mis primeras camisas de promo a mis amigos de 5to. como recuerdo e “inmortalicé” con plumón negro, mi firma junto a la lengua de Mick Jagger.

Mis hermanos mayores tampoco eran inmunes a la sodamanía. Yo recuerdo que con mi hermano, hoy casi cura, nos loqueábamos con su música. Nos movíamos como epilépticos al ritmo de “Te hacen falta vitaminas” ,que nos quedaba autobiográfica para el par de esqueletos que éramos. O también :“Mi novia tiene bíceps, ojo con lo que le dices…” esa era su favorita creo Yo, porque la letra le daba risa. Quién iba a creer que ahora su novia ya no tiene bíceps, y a cambio le va a dar una sotana: va a casarse con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Pero ese es otro rollo.

A mi Soda me marcó en varios sentidos. Significó el inicio de la adolescencia, nuevos amigos y el gran descubrimiento del rock. Hasta entonces, Yo había crecido escuchando ABBA, Tina Charles, Bee Gees, Jackson Five, Donna Summer, Carpenters y, gracias a unos dibujitos animados, era y soy re fan de los Beatles, que están en otra onda pero siempre los escuchaba ya que , hoy como entonces, no hay día en que no toquen una canción suya en la radio. También llegué a David Bowie, Blondie, Stewart y claro, infaltables Michael, Madonna y Cyndi. Entonces, el rock en castellano significó una nueva forma de expresión para los jóvenes latinos ochenteros y para las niñas agrandadas como Yo, también. Quería ese cabello de Gustavo Cerati para mí, esas cara de malo de Zeta y el look de pankeke de Charly Alberti. Por primera vez, me interesé en ir a un concierto, aunque sin mucho éxito. ¿Cómo ir al concierto de Soda en el Coliseo Amauta si tenía apenas 13? Tuve que conformarme con escuchar mi radio no más.

Un día se corrió la voz, de que unas bandas del barrio tocarían en el patio de la Parroquia (la misma en donde hice la comunión), puras canciones de Soda y otras bandas de rockas ósea, rock en castellano. Ya por ahí empezaba la costumbre de abreviarlo todo ( alguien dijo MALI por Museo de Arte de Lima?).El caso es que Mechita, amiga y compinche desde primaria, se inventó una buena historia, que contamos en nuestras casas para poder escaparnos al concierto en la Parroquia, que por supuesto, era gratis. Como empezaba a las 7pm, por el toque de queda, la fuga se planeó para las 4. Yo usaba una chompita azulina, mangas de murciélago, pantalón bombacho (hoy sería estilo harén) y blusita blanca que no engañaba a nadie, acerca de mi edad, con esos bobos en el cuello. Ella, con su pantalón enrollado, tirantes azules, camisa de hombre a cuadros (lo que hoy sería boyfriend look, pero con ropa de tu viejo) y pintarrajeada como una Debbie Harry. Así vestidas, dos chicas de 13 jugando a ser grandes, se encaminaron a su primer concierto de rock. Dimos unas vueltas por ahí, mi amiga encendió un cigarro y Yo la acompañé. Aclaro: me ahogué con Ella porque no sabíamos fumar. En fin, para no hacerla larga, llegamos al concierto, en primera fila y a nuestro lado todos los chicos y chicas “grandes” de los alrededores: la sex symbol, la chica más linda, la más fea, la más chismosa, la interesada, el chico más malo, el de la moto, el que se chapaba a todas, el feo pero buena gente, el que tenía plata, el que no, etc., todos, todos, estaban allí y a nuestro lado. ¿Qué grupo tocaba? Ni recuerdo. Algo de “Gusanos Babosónicos” o “Gusanos Mecánicos”, sepa una. Pero arrancó con canciones de Soda y todos se volvieron locos. Saltaban, saltábamos, cantaban, cantábamos, gritaban, gritábamos y así estuvimos hasta que empezaron a apretujarnos. Mechita estaba en la gloria porque a nuestro lado estaba el chico malo de la moto que se chapaba a todas, con sus 22 años mozos. A Ella le gustaba y a todas también. A mí me daba igual porque tenía cara de fumón y era medio chato (una enana no se fija en los de su especie, sobrada Yo jeje), pero como dije: todas morían por Él y por su moto y mi amiga de 12 años no era la excepción. Una hora después, Yo tenía bien claros cinco cosas: 1)  me faltaba el aire,2) me moría de calor, 3) eran casi las 9 de la noche, 4) los Gusanos estos no eran Soda y 5)Señora Madre pondría en peligro mi vida, si acaso daban las 10 y Yo no estaba en casa. Pero Mechita nada de irse por estar pegada al chico malo. Tanto fregué para irnos o tanta sería la euforia de la gente que no logró ir al concierto de Soda que nos aplastaba más y más, que Dios se apiadó de mí. Chico malo volteó, nos miró y dijo: “Chibolas, regresen el año 2000”. “Gracias, Fumón” se me escapó y Mechita me sacó volando de un brazo.
Juro que no me habló hasta que llegaron los exámenes (una semana, creo) y tardó algo más en perdonarme por casi destruir su reputación (¿?) ante “todos los grandes”. Pero si bien este incidente no melló nuestra amistad, sí lo hizo el cambio de colegio, de épocas y costumbres. Nos separamos y nos volvimos extrañas. Ya no compartíamos el sueño aquel de: “Cuando seamos mayores, y nos volvamos ejecutivas, nos escapamos a la Argentina a conocer a los Soda “como Ella decía. “No te pases, Meche, Yo no quiero ir siendo vieja, la cosa es ir ahorita, ahorita y no cuando tenga ventitantos. Ya no me van a gustar” le explicaba recontra asada. Ella, molesta por mi falta de optimismo, entornaba los ojos y contestaba:” Ay, China, eres una mongola ¿de dónde vamos a sacar la plata, ahorita? Además, Soda te tiene que gustar toda la vida” Stop, alto, fin de la conversa ante la contundente verdad.

Hoy en día me sigue gustando Soda. Bueno, Meche no se equivocó, aunque todo es diferente porque ya no tengo 13 y Ella tampoco está en este mundo. Siempre hay algo que no me deja olvidarlos, tanto a Soda como a Mechita que murió en el 97, atropellada por una combi. Ella durmió al calor de la tarde. Dime si no es una muerte absurda.Cuando estoy a punto de regalar mi CD de los Soda, o cuando ya no quiero considerarlos (a ambos) en los recuerdos de mi niñez, algo pasa que me hace retroceder y pensar en lo que fue aquellos tiempos.Y aunque, no es por causa de mi inconstancia que Meche tuvo tan triste final, ni que Cerati está mal en Venezuela, me duele pensar que tal como ocurrió con nuestra adolescencia, Soda pueda tener un final. Ese final. Espero, que igual que Yo sobreviví a los dolores de crecer( dura experiencia que no quiero repetir), con todo y mis rollos existenciales; y con la misma resistencia con que mi pequeña amiga se niega a abandonar mis sueños; así, así, Cerati se recupere y venga de gira otra vez por Lima. Y ya que en el 2007 no pude, estoy segura ( y rezo,off course) que esta vez sí lo veré volver.

1 comentario:

marucho dijo...

que tal mi estimada, cuando un grupo fue tan bueno y grande como Soda Stereo hay muchas vivencias de las personas que giran de alguna manera en torno a ellos.
Ese gran concierto del amauta donde mis patas fueron, pero este pechito marisquero no fue porque estaba encamotado con una nueva chiquilla que recien habia conocido y reacciono positivimente la llamado...." ven pa' ca marucha"...fue una de las cosas q no me perdono, que habra sido de ella, ??? mis amigos, uno de ellos se dejo llevar por el maldito humo y ya no sabemos donde esta, el otro, mi causa nos volvimos a encontrar hace unos años y desde ahi nos volvimos inseparables, ambos con nuestros abdomes crecidos como madre primerizas de 8meses fuimos al concierto a verlos volver....nos enfundamos unos polos talla s en nuestros cuerpos triple XXX, je,,je,,je. me encantaria volver a escuchar a Gustavo, fuerza por el, te queremos ver volver.