31 ago 2010

Somos cursis...y que nos dejen en paz

Rafita, en la portada del disco . Qué piernas!
Yo desde muy pequeña he sido enamoradiza. Claro, la mayoría de las veces, en solitario porque el objeto de mi amor jamás se daba por enterado. Por más pestañas batidas que le hiciera o corazoncitos que de mis ojitos orientales salieran, el niño de turno, nada. Frustrada por mis repetidos fracasos, y a los seis años, desistí de mis intentos y empecé a considerar seriamente la posibilidad de ser monja. Pero no, porque esas señoras, seguro no se depilan las piernas. Bueno, es que así pensaba de niña. Aparte, siempre les he tenido terror, pero eso es ya materia de otra historia. Por esas épocas, Raffaella Carrá (o Rafita, para los amigos) metida en su rol de “Bárbara”, le cantaba a Jorge Martínez “Cariño mío♪ dos aguas van formando un mismo♫… río. Tu sueño se va haciendo el sueño mío y yaaaaaa♪♫ no hay diferencia entre los dos...♪ “ y a mi se me caían las medias cubanas de tanto amor. Desde ahí me hice una idea medio pastrula, sí, de lo que era “tener una canción de amor”. Porque para cursi, el amor, digo Yo. Pero esa canción era de Rafi y Jorge, no mía.

Cuando te enamoras eres capaz de las cosas más absurdas. Escribes poemas sin ser poeta (de tu puño y letra y envías canciones de 4/40, já!)Los entregas y esperas la respuesta. O por ejemplo, cuentas los días, meses y horas que faltan para tu primer animesario. A ti te hablo. Sabes bien que planeabas lo que harías cuando la fecha llegara, lo que te pondrías (por ley, nada te quedará bien), el regalito…y seguro que hasta hoy vives la etapa de la miel plenamente. Bonito, todo te parece bonito. Color de rosa, pues. En ese marco, con un poco de suerte, puede hasta surgir tu canción de amor. Así, en medio de los sentimientos más del tipo: “ Profesooooor Jirafaaaleeees ¿Qué milagro que viene por acá?”… y no nos hagamos los que no. Aunque para cada cual tenga un gran significado, generalmente suele ser un tema bien cursi. Pero ¿Es malo ser cursi? ¡Por Dios, no! El amor te permite esa licencia y muchas más. Puedes darte el lujo “en nombre del amor” de ponerte tonta, absurda, bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda (mira pues, ya estoy citando a Shakira, auuuuuuuu!) Pero, cuestionamientos aparte, no puedes evitar sentir una carga de emociones que no tienen nombre. Y me niego a analizar la cuestión por el lado de la química porque siento que con una pastilla todo puede volver a la normalidad. No, pues, no me rompas mis ilusiones.

Una como esta tengo Yo. Digamos que este regalo está bajo
sospecha de burla poco romántica. No preguntarás porqué
-- . --   jeje
Para hablar de cursilerías, te diré que a algunas como a mi, no nos gustan los peluches, por ejemplo. Digo, no es el regalo ideal para las de base 3, si acaso me comprendes. Pero, en el marco de una relación y cuando ya estoy en plena etapa de cursi amor, los acepto no más. Bueno, a estas alturas, mi sherete (ósea “enamorado esposo”, en charapeño y léase con entonación cantarina, plis XD), luego de un par, por ahí camuflados de estos individuos peludos, ya captó el mensaje y ahora me da…libros. Bueno, ya sé, no parece romántico, pero la dedicatoria está llenecita de esas cosas que solamente nos decimos entre nos. Bien cursis, bien lindas. No voy a reproducir  los apodos o nombrecitos que usamos, tampoco, porque ya te puedes imaginar la cantidad de azúcar que nos produciría esto. Se nos pone diabética la web. Y eso que seguramente cuando escucho esas cosas en público digo Agggggh, el amor!!! Nooooo!!! Lo que me trae a la memoria que nosotros (mi shere y Yo) no somos muy expresivos en público, al contrario, creo que jugamos un poco a hincarnos y ser medio malvados entre nosotros…y es que Yo no supero la melcochería pública, no sé, se me figura un poco irreal. Ese trauma me viene de adolescente cuando Yo le hacía de chaperona a una amiga. A ver, te explico. Era fines de los 80, mi amiga me llevaba como 4 años,( ¿qué quieres? Yo tampoco entiendo bien) pero de alguna manera  ella no podía ver al novio en horas normales, y me agarraba so pretexto de ir a misa para verse con el tipejo este. De paso la premiada, ósea Yo, tenía que esperar a que el sujeto este se la besuqueara a unos pasos de mi. Y siempre digo que el violín es mi instrumento favorito. Pobre de mi, tenía además que escuchar que Él le decía: ” Eres mi cocha pechocha” …después de eso, ella quedaba muerta de amor y Yo ,muerta del asco. No me culpen.
 Al poco tiempo, el tipo se cansó de tanta vaina y se mandó mudar con una chica sin chaperona y sin mayores complicaciones.

Estos patas me dieron mi canción...si me ves, no te lo crees.
Llegado el momento Yo, la declarada atea del amor, contradictoria como siempre he sido (o cínica, tal vez) encontré mi canción de amor. Mi cursi canción de amor. Sucedió a inicios de los 90, cuando mis oídos acostumbrados a la preciosa ronquera de Axl Rose, escucharon por primera vez a otro grupo de mechosos. Guitarras acústicas y voces melodiosas. Extreme y "More tan words". La sola letra me ponía loca. En mi limitado conocimiento del idioma inglés (Good morning, Miss Gladys era la frase más larga que aprendimos a pronunciar en la primaria y arrastramos penosamente hasta la secundaria) me di a la tarea de traducirla. Agradezco a los señores que editaban los Funky Hits y al otro caballero que las vendía en el kiosco, al lado del ICPNA, o de lo contrario hubiera tardado aaaañooosss en entender “más que palabras”. Pero bueno, Yo tenía mi canción. Lo que no tenía es al objeto de mi afecto. Y para ese entonces, como decía, Yo juraba no creer en el amor y menos en el matrimonio. Já! ¿Y así me casé? Culpemos a la cursi canción .
Yo había conocido algunos especímenes del género masculino. Unos interesantes, otros divertidos, algunos a mis pies. Eso era lo malo, quizá. Y no es que me quiera botar presumiendo de los galanes que me rondaban, para nada. Suerte de fea, digamos. Pero bueno, la verdad es que a ninguno le apliqué la canción. Era medio estúpido esto, medio cursi, medio romántico, pues. Yo pensaba que me iba a enamorar escuchando esa canción. Mucha novela, ¿no? Pero no la compartía con nadie.
Una vez, Renato, un chico con el que salía, allá por el año del ñangué, súper noble, baterista de una banda metal y totalmente mechoso me quiso regalar un CD de Extreme. Debo haber mencionado algo, muy al vuelo, acerca de la canción, el caso es que me lo dio sin papel de regalo , así no más, y no acepté. Claro, primero me lo escuché todito, (ni tan tarada que fuera) y me encantó descubrir que habían otras canciones totalmente opuestas (soy una persona de contrastes, ¿no se nota?) pero, nel, nop, toma , llévate esto. Señor, aparta de mi este cáliz. Y es que Yo no quería relacionar mi canción con Él porque sabía perfectamente (o lo había decidido, si te parece mejor) que todo tiene su final y nosotros no éramos la excepción.
A esta momia no le gustan los cursis ¿ves?
La cursi canción quedó archivada en el recuerdo. Más tarde, cinco años después y no en el salón de la justicia sino más bien esperando en el Cinemark para entrar a ver “La Momia regresa” (mira qué poco romántico), una china loca y un chico de su casa, formal y estudioso, hacían hora conversando poco y mirando de manera indiferente a la gente caminar de un lado para otro del centro comercial. No puedo recordar de qué hablamos, pero sí que Yo estaba nerviosa. Había costado salir con Él y hacerle hablar era más difícil aún. Claro, “el menú de día” para Él era completamente amistoso. El mío, muy mal intencionado. Él venía con ganas de aliviar una carga de estrés laboral que al parecer mis monólogos lograban disipar. Yo llegaba muy intrigada por ese muchacho de tremendos ojazos, que sus insípidos lentes no lograban disimular, tan serio, tan callado, tan responsable… ¿Era real? ¿Se fijaría en mí?¿Cómo llegar hasta Él?¿Y si me lo agarro en el cine? Nooooo, que feo. De veras no sabía qué hacer. Ya tenía acumulada experiencias: buenas, muy buenas, malas y peores, pero sentía que nada me serviría con Él. ¡Dios!, encima ya había visto esa película con mis amigas. Apunto de tirar la toalla y cuando ya estaba agotando los temas de conversación, ¡Zás! De los parlantes del centro comercial, inesperadamente, como en la más absurda novela de Corín Tellado, la cursi canción de amor se abrió paso y vino a rescatarme. Era una señal. Así que me dije algo más o menos así: “O me desahuevo y me pongo creativa, que a mi este no me va a ganar, o bien me olvido de la canción y me resigno desmusicalizar esa parte de mi vida” así que armada de valor, lo miré y le sonreí por nada, seguimos en silencio y pasamos a la sala de cine. El resto es historia. Aclararé que nunca fui de las que entrar al cine a chapar o a hacer alguna que otra cochinada rica, que bien puedes hacer en un hotel o en algún parque, si es que se te da por lo ecológico. No. El caso es que hasta hoy me da risa que al final de cuentas, mi cursi canción se haya vuelto más cursi, más tonta, más ridículamente amada que antes. No hubo un pase mágico, fue mi decisión. Lo sé porque la vida, el amor y el romance tratan precisamente de eso: de seguir o no seguir, de arriesgarse para perder o ganar. Y lo sé también porque ese muchacho tan callado antes, luego de nueve años, es un hombre que habla hasta por los codos, más que una cotorra o más que Yo ( pero viene a ser lo mismo XD), porque ya se encuentra en confianza. Precisamente, mientras Yo escribo esta entrada, ronca a mi lado de manera muy discreta, como no podría ser de otra forma.
Y ya que he citado al Profesor Jirafales através de Doña Florinda, para mi los paladines del amor recontra melcocha, recontra cursi, recontra tierno, cuelgo este videíto con la canción de amor que acompañó todas mis burlas de adolescente. Hasta ahora, la citamos en broma mis hermanas y Yo: "Somos cursis, sí!♪ lo aceptamos y que nos dejen en paz♫♪"…a soñar sin prejuicios…love me tender.

25 ago 2010

Vamos de paseo, pero no en un carro feo

Decidida a no recordar estas vacaciones como las peores de mi vida (y digo esto porque todo plan se nos cayó “gracias” a un cliente de mi señor esposo, y a cuya mamita, desde aquí, le envío mis saludos) me he dedicado a recorrer mi adorada Lima, Limón de cabo a rabo. Y como diría Carrie Bradshaw, ayer tuve mi cita con la ciudad, y no se me ocurrió mejor idea que probar un viajecito en el Metropolitano. Claro, como ni idea tenía de dónde michi quedaba la Estación Central, primero aproveché para visitar el Museo de la Nación y de ahí, hacer la conexión a la Estación Javier Prado y así “descubrir” a dónde me lleva este aparatejo.
Aclaro que me conozco casi todos los museos de Lima, pero la mayoría los he visitado allá por los años verdes. Ósea en mis épocas del cole, cuando era una enana flacuchenta y más china todavía (lo de flacuchenta se me quitó, lo enana y china, no) tanto que el uniforme plomito (sí, soy de ESA época) me bailaba como hula-hula y de no ser por que llevaba tirantes, hubiera pasado la de roches con mi falda a la cadera, misma bailarina de los siete velos. En fin, ataviada esta vez con mi botas “todo terreno” y mi abriguito negro para combatir este perro frío que nos aplatana, “me juí” en mi coaster Católica-Javier Prado-Aviación con una cara de felicidad!!! …que contrastaba de manera lamentable con la cara de las demás personas. ¿Has notado la cara de que nos lleva la madre que ponemos en los transportes públicos? Bueeeeéh! Es de entender, Yo sé, pero me sorprendí dado a que de lunes a viernes, en tiempo de chamba creo que es la misma que Yo traigo. Inevitable preguntar : ¿en qué momento me amargué tanto?
Volver al Museo ha sido toda una experiencia. La última vez que recuerdo anduve por allí ,fue hace un año, creo, cuando vino para la Feria del Libro, Joaquín Salvador Lavado, el gran Quino y me perdí entre la mar de gente que fue a tomarse la foto, a lograr el autógrafo con el papá de Mafalda . Yo no logré uno, ni otro, más bien me “gané” con harta chiquillada maleducada que se pasaba por todas partes empujando aquí y allá y suspirando y gritando como si Quino fuera un Jonas Brother. Recuerdo también que, luego Yo, me la pasé persiguiendo a la actriz Wendy Ramos (Wendy Janet, de Pataclaun) por tooooda la maldita feria, bien psycho porque nunca me decidí a pedirle un autógrafo o una foto. Creo que me atacó el roche y me sentí detrás del premio consuelo . Es que Quino ya parece medio cansado de tanta fama y como que hubo un momento en que la cola quedó allí y Yo que soy incapaz de soplarme una cola más en esta vida (trauma del primer gobierno de Alan), tampoco tuve la paciencia.
Esta no es la aludida mulata, pero la pompa sí que se le parece.
Dime si no es para quedar ciego.
Así, con mis ilusiones rotas, me encontró C cuando me fue a buscar con una pareja de amigos. A Él lo único que se le rompió fue el ojo, porque ese año, Brasil era el país emblemático y entre los shows de capoeira y música de ese bello país, no faltó la mulata moviéndolo todo, pero toooodoooo, en donde sus cuatro letras (__i__) , parecían ocho por tanto movimiento. Él se hace el que no, pero hasta Yo quedé impresionada :O

Hoy en día, el Museo está en refacción, así que solamente pude visitar tres salas. Estupendas todas ellas pero, lo que más me impresionó…estaba afuera y es la construcción de la línea del Tren Eléctrico. Con su tamaño enorme y su estructura todavía de fierros al aire, parecía un Transformer en reparación. Espero sinceramente, que nos sea de provecho a todos y que nos ponga en otro plano del progreso, pues.
Así, toda contemplativa de la realidad exterior andaba, hasta que, ya para subir a una de las salas, me paso una cosa que ahorita me da risa pero en ese momento, casi le declaro la guerra a los Estados Unidos de Norteamérica y que me nieguen la visa, me vale madre! Me tocaba subir a una sala y al ascensor entraron unos turistas. Yo les detuve el aparatejo hasta que subieran todos “six” me dijo uno de ellos, por el número de personas que eran y luego “thank you” a lo que asentí con una sonrisa. Entonces, en un español que entendí muy bien, aunque lo dijera muy quedito, una de las señoras gringas le dijo a otra, mirándome de reojo “teneimous noestra guíaah de endiass”…a continuación jua,jua,juá, y palabras en inglés que no entendí, pero con más risitas de su parte. Uno, si era una broma ¿porqué casi susurrarlo? Dos ¿porqué no hacerlo en un sólo idioma? Y tres ¿no es maleducado reírte de alguien que no conoces? Así que, como comprenderás, se me cruzó el indio con el español y muy digna Yo, la miré y le dije “ Excuse me, do you talk about me?” Cual Robert De Niro en Taxi Driver, que ya sé que no dijo exactamente eso, pero me sentí igualita, igualita solo que sin el arma. Tamaños ojos me pusieron (de sorpresa, supongo porque indiecita hablar in inglich …si supieran!) se quedaron mudas ellas, mientras que el mismo señor que me habló primero y que se ganó con todo, me salpicaba de sorry y otras cosas más que no entendí, pero que me sonaron a disculpas con cara de avergonzado y todo…felízmente ya estábamos en el piso y salí disparada del ascensor antes que descubrieran que hasta allí llegaba en inglés. No se les vaya a ocurrir decirme algo más y creo que “ Open the door, Mammie” (que aprendí de lo que “El viento se llevó”) no hubiera sonado nadita bien.
Aclarando que estas son fotitos de la maqueta, pero así mismita de bonita
ha quedado la estación central.
Pues volviendo al Metropolitano, tomé mi conexión en la Estación Javier Prado, como lo tenía planeado. Me sentí como la Paisana Jacinta cuando ya lu conoce la capetal, recontra emocionada. Para que veas que a mí sí me emocionan estas cosillas de la vida moderna. Ignoré totalmente la cara de amargados de la gente en el bus. Digo, nada les hace felices, pero no es mi business . Le conté ocho minutos hasta llegar a la Estación Central que resultó quedaba en el mismísimo Centro Cívico, un lugar bastante seguro y remozado con un bellísimo Mall. No sé porqué antes no lo había tomado en cuenta y estoy segura que lo debo haber escuchado mil veces. Tal vez, como no pensaba utilizarlo para ir a trabajar (no me resulta práctico ir desde mi casa a la estación) , lo borré de mi chip. Si me hubieras visto la cara creo que dirías algo peor que la gringa en el museo, jejeje…pero ha sido como que si se abriera un nuevo mundo para mí. No había apreciado el Centro Cívico, no me había fijado en las salas de cine, los lugares para comer, los puestos de venta de chocolate, nada, nada. Fui una vez, hace mucho y de noche. Desde ahí, se me antojó mucho ruido, pocas nueces y ahora lo encontré cambiado, mejorado ¿o será que lo vi con otros ojos?
De ahí, me fui para el MALI (Museo de Arte de Lima) y por el camino, me tuve que cerrar el abrigo y así tapar mi mochila que resultó demasiado llamativa para los amigos de lo ajeno (Roberto Carlos) y no es que me atacaran, pero un señor muy amable me lo hizo notar. Ahí me tienes, paseando por el Paseo Colón con una panza de al menos 7 meses xP. Entré al MALI, husmeé un poco las exposiciones (pocas, de momento porque también está en remodelación!!!), me angustié con ellas y sus temas audiovisuales ,que después de ver en el Museo de la Nación tanto cuadro precioso de Francisco Lazo, José Sabogal, Julia Codesido, etc., me dejó totalmente rayada. Este tipo de arte, lo confieso, no es mi fuerte, pero pude comprar algunas cositas en la tienda, en especial porque andaba buscando un regalito para una amiga, así que no estuvo tan mal. De regreso a la Estación Central estaba dispuesta a hacerme el recorrido total. Tomé mi bus y llegué hasta Matellini (Chorrillos) porque mi panza de falsa embarazada empezaba a dialogar con mi panza real, es decir, me sonaban las tripas y Yo no me había dado cuenta de que hace rato se me había pasado la hora del almuerzo, pues eran como las 3 de la tarde, así que me tuve que regresar, no más, media vuelta. Caminé hasta la puerta donde uno debería subir y nunca vi las maquinitas estas para pasar la tarjeta, así que me subí no más, pensando (tontamente) que en “alguna parte” me cobrarían. Resultado: mi primer viaje totalmente de gorra en el Metropolitano. Qué roche!!! Pero ya está y no fue mi intención, lo juro. Una gordita en el asiento delante de mi, me preguntó dónde se pagaba y Yo le puse cara de huevo en ceviche, ósea, perdida total. “¿Tu primera vez?” agregó y Yo solamente asentí con la cabezota…ay, las primeras veces!…
Tengo que decir que ha sido una experiencia totalmente agradable, aún cuando no creo que me sirva para ir a chambear, como ya lo temía desde el inicio de las pruebas. Lima todavía es muy insegura en los alrededores de la estación y para llegar hasta allí debo hacer una conexión que me expone totalmente a los asaltos, yendo vestida como debo ir, a mi oficina,así mi 911 particular, ósea C. me acompañe. Pero probaré para los días más relax, no creas que no. Igual y me da gusto que contemos con este tipo de transporte. Que es verdad, se detiene en tooodas las estaciones (y es lo lógico, si no, ¿cómo?), pero en tiempos, me ha parecido muy muy bueno.Como diría la paisana ( de la cual soy fan) : " Me lo vuelvo a subirsh, papeto".












23 ago 2010

Y si a mi me pasa, no quiero ir...


"Cuando éramos niños, los viejos tenían como treinta, un charco era un océano,
 la muerte lisa y llana no existía" ( poema de Mario Benedetti)
Muchas veces he pensado lo que sería de mí si no existiera. Es absurdo, pero me pasa por la mente y siempre, pero necesariamente más cuando, como este fin de semana, me toca ir a un velorio. El jueves por la noche, luego de una enfermedad penosa, falleció mi tío y cuñado de mi mamá. Es curioso, pero de entrada, no sentí dolor, no sentí pena, no sentí nada. Me cuesta siempre asimilar la idea de la muerte. Es más, siento que la rechazo y le tengo harto miedo también. Entonces, empecé a pensar en eso, en lo de no existir.
Nadie me comprendía mejor
que Ella.
Cuando era niña y era el más odioso ser en este mundo cuando de tomar la sopa se trataba, mi madre me decía que en el África morían niños por mi culpa. Bueno, no tanto así, pero me hacía sentir que cada negativa mía mataba a estos “pobres niñitos que no tienen la culpa de nada (¿Yo sí, madre?), ¿ves? Come tu sopita, pues hijita”. Como esa táctica no funcionaba siempre, tuvo que apelar a la religión. Ya no era que los niños africanos morían de hambre y no Yo, sino el fuego del infierno lo que me esperaba si me seguía portando mal y encima no tomaba la sopa. De ahí es cuando empecé a preguntarme: “Si muero ¿a dónde iré?, ¿al infierno?, ¿el limbo es una posibilidad?“ Digo, hasta ahí me habían enseñado que hay “algo más allá” cuando uno muere. Pero con los años y la conciencia esta que me acompaña, ya no me podía tragar el cuento del infierno, el cielo y todo lo demás…entonces la pregunta cambió un poco a “ ¿qué será de mi cuando muera?, ¿sentiré algo?”…y esto por mi propio bien, había decidido no seguir preguntándomelo. Más, cuando me ocasiona tales nervios que hacen que mi ojito modelo rayita (así, mira -- . -- pero fíjate en el izquierdo, plis!) Me lata como loco. Pero bueno, este fin de semana fue inevitable el volver atrás. Pensé en mi tío, en mis primos que la están pasando mal, que han dejado temas pendientes con su papá, de esos que te duelen toda la vida. Pensé en mí y en mi temor más grande: la muerte. Para darme valor, me repetí lo siguiente : "Y si a mí me pasa, no quiero ir".
Pocos se sienten preparados para la hora de la muerte. Algunos no le temen. Yo no estoy preparada. Yo sí le temo. Y es que ¿cómo uno le hace para no sentir temor?,¿basta estar bien con tu conciencia?, ¿estar en paz con las personas es suficiente? Todas las religiones tienen una “versión” de lo que uno debe sentir o no sentir ante la muerte. La noche del viernes, en el velorio, mi hermano el candidato a cura, se encargó del responso. Esas oraciones que se hacen cuando la gente muere y todos los que acompañamos debemos escuchar. Un mensaje a la conciencia, sin hermano Pablo, pero debo decir que le salió muy bien. Habló de que uno tiene que sentir alegría ante la idea de la muerte ya que nos pone cara a cara con nuestro creador y casi me convence. De repente,Yo soy una católica renegada, una católica con tendencia a la apostasía y candidata de peso para ocupar una calderita en el averno (quema ¡auch!). Tal vez, pero a mí la muerte no me produce alegría. Lo que sí me la produce es la vida. Amo cada despertar, aunque me sienta floja. Amo cada mañana aunque amanezca llena de lluvia y con el cielo color panza de burro, como la de hoy. Me hace feliz ver crecer a mi sobrina de ocho años y escucharle, por ejemplo, cuando me cuenta un inocente chiste ( “Tía ¿Qué le dice una iguana a otra iguana? ¡Somos iguanitas!”) y espera con ansiedad ver mi cara de loca, descompuesta por la risa.
Me hace feliz el color de las cosas, ver el mar, oler el césped húmedo, el abrazo de mi esposo cada vez que nos encontramos, compartir las buenas y las malas con la familia…¿Estoy mal por temer perder todo esto? Supongo que esto es normal y que también lo es el que las religiones nos enseñen la resignación y la esperanza, porque otra cosa más que aceptar eso, en verdad, no podemos hacer ante la muerte de un ser querido. Sin embargo, Yo me puse a pensar ¿qué tal si después de morir no hay nada? Y me pareció bien porque entonces todo estaría resuelto. No sentir nada, no pensar nada, no existir.
Pero por otro lado ¡Me pareció tan injusto! Después de tanto recorrer este camino de la vida, llega el final y ¿Es todo? Pero entonces ¿qué hay de aquello que aprendemos para ser mejores?, ¿qué hay de mejorar el karma? (¿no digo? Bien sui generis, Yo), ¿para qué vivir tan corto tiempo? Pero bueno, si supiera las respuestas no estaría aquí escribiendo estas cosas, sino sería la dueña del mundo, misma Cerebro, jeje…el caso es que me he dejado impresionar una vez más por el ritual de la muerte.
No acostumbro ir a velorios, ni a entierros. Es más, huyo, pero si no me queda más remedio, si se trata de un ser muy querido de alguien y sé que esta persona necesita apoyo, me como mis nervios y me aparezco, a ver qué se ofrece. Como fue en este caso. Y traté de tomarlo de la mejor manera. No me acerqué al cajón, ni de vainas. Prefiero recordar a mi tío tal cual era y no encerrado en esa cosa.
Vale, con algo menos de color, pero más o menos así nos
 veríamos de anfitrionas
Me fui derechito a la cocina con mis primas las macondianas, a preparar los cafés y las cosas estas que se acostumbra a dar en los velorios, especialmente en las noches limeñas, tan frías como se han vuelto. En esos avatares andaba cuando nos surgió la idea (en broma, claro) de poner la empresa esta de atención de pompas fúnebres. Mi tía MaJu está últimamente de velorio en velorio y siempre se ofrece a ayudar con la atención de la gente, en vista que la familia del muertito no tiene cabeza para pensar en estos detalles terrenales. “MAJU ATIENDE POMPAS FÚNEBRES”, le ofrece además del café , la atención de bellas anfitrionas…¡qué manera de pasar la pena! Pero es lo que se nos ocurrió en esos momentos, en medio de tanto barullo, de tanta gente que viene y va, que llega y se reencuentra. Que si antes eran los matrimonios los lugares en los cuáles todos se volvían a encontrar, hoy en día,( y porque ya nadie invita a sus bodas a los amigos del colegio de sus papás, o al tío fulanito que vino para el bautizo de tu hermano, allá por 1971 y que es pariente por el lado de tu abuela , aunque jamás lo volviste a ver ni en pelea de perros, pero que hay que invitar porque si no se resiente)  ya se superó esto pero nunca podrá ser diferente en los velorios, porque aquí, asistir es más un deber para el cual no necesitas invitación.
Ya he perdido algunas personas importantes en mi vida. Digo, perder para siempre, y cada pérdida ha sido más penosa para mi, pero, a pesar de que no logro acostumbrarme a ciertas ausencias, entiendo que la vida sigue y todo se pasa pero Dios no se muda, como diría Teresa de Ávila. Nada hay que el tiempo no cure. De momento, exorciso un poco la tristeza escribiendo y así a ver si el ojo me deja de latir, Caracas! Entonces voy escogiendo el mejor recuerdo de mi tío y es del día de mi boda, en donde estaba feliz, quiero pensar Yo que no sólo porque había buen whisky (que le encantaba, dicho sea de paso XD), sino porque de verdad se sentía muy contento por mi.
Y para que veas lo que son las cosas, acaba de llamar mi prima para contarme que la hija de mis amigos Nadia y Edward nació anoche. Narumi,cuyo nombre significa "fortaleza y valentía" ya está con nosotros. Ahí tienes Tú otro misterio de la vida que no acabo de entender. Sólo que este sí me hace muy feliz.

17 ago 2010

Sexy dance o China Toon que se nos fue por un tubo

Creo que si esto se me hubiera ocurrido luego de leer este post de Pandex (click aquí), ella se hubiera sentido orgullosa de mi. Y es que Yo para andar siguiendo lo que mi instinto y ganas me dictan, soy buena. Así me da : un buen momento, veo algo que nunca hice, y midiendo un poco el peligro y el bochorno (y diré que para esto de las mediciones soy malísima) pues tomo mi decisión y procedo a resolver el asunto. Pero bueno, andaba Yo buscando una actividad que me ayude a llenar el vacío este de hacer ejercicios en solitario. Digo, ya me había dado cuenta hace tiempo, que no es muy sano eso de andar corriendo dentro de casa como si fuera un hámster en su propio laberinto (acaso pude tener uno de estos animalitos, pero me espanta eso de encerrarlo al pobre y mira cómo termino, más bien Yo) en realidad, más obligada por el frío que por otra cosa. Entonces, me di a la tarea de averiguar clases de baile: hip hop, latin dance, flamenco, belly dance, etc. En esas andaba cuando conocí a G.
De entrada me fijé en su aspecto de muñeca manga y en sus bien tonificados brazos. G lleva el cabello oscuro, largo y con flequillo y su bien formada figura la hace lucir como estas muñequitas japonesas, cuyo referente más sano para mi es la Annie de Candy, Candy (uuuuuuuh) pero para el común de los mortales puede ser algo más atrevido y con el dedito en la boquita. Para qué te digo que no, pero nada más lejos de G, aclaro, ya que ella sí tiene cerebro.


Soy mujer y no puedo evitar mirar a mis congéneres.Generalmente lo hago con admiración. Mi esposo me dice en broma que soy rara. Exactamente, lo dice así: “La China es bi” , aludiendo a que sería bisexual ,por que no ve envidia en mis ojos si acaso pasa una chica bien vestida, bonita , bien producida y la quedo mirando, pues . Pero en verdad, es que las mujeres me parecen hermosas. Y no hablo de las rubias, altas, flacas y barbies necesariamente, sino de todas. Tal vez porque Yo misma no me siento linda, procuro buscar la belleza en donde los demás no la ven (me consuelo de ese modo, si quieres, jeje)…al menos de acuerdo a los cánones modernos, esos que no acabo de entender y que hacen que convertirse en un tallarín con ojos, sea la máxima aspiración de la chibolada de hoy en día. También miro los outfits no me haré la que no.
Pero bueno, volviendo a mi encuentro con G, en una de nuestras conversaciones, me contó que su “secreto” es que iba a hacer dance todas las tardes. “¿Qué dance?” pregunté Yo, totalmente ignorante, “Pole dance. Hago tubo, pero no se lo digas a nadie” me agregó entre susurros. G no quería que la gente la alucine de stripper o algo peor. Digamos que acá ese baile todavía no está bien visto y gracias a las joyitas de nuestro Chollywood Limeño, que lamen y relamen el tubo este cada vez que lo ejecutan ante cámaras (ejecutan el baile y de paso el buen gusto, aggg), pues no hay hombre que no se pegue la alucinaaadaaa de la vida. En fin, juré que ni muerta contaba nada. A lo mejor ella estaba consciente del “tema manga” más que Yo ¿Te imaginas lo que sería eso?

 Quedamos que me llevaba a su próxima clase para una prueba, ya que tanto quería ejercitarme con algo entretenido y muy activo. Anteriormente, ya había probado con el yoga pero a pesar que es una disciplina bacán y me podía hacer los movimientos más insólitos, no va con mi temperamento inquieto. Me da sueño. Otra que el maestro (un viejito vestido de blanco, igualito a San Pedro, pero sin barba) me paraba regañando porque no prestaba atención a las respiraciones, no aprendía los ejercicios (que sí, porque soy muy flexible, pero ya creo que le caía mal), no ponía cara de meditación y bueno, antes de morir, Él del colerón y Yo del aburrimiento, decidí abortar la operación yoga. Por el bien de mi karma.
Apenas G y Yo cerramos trato y ya consciente de lo que había hecho, comencé a averiguar en la web.  Digo, precisamente una pluma no soy ¿cómo le haría para subirme a esa cosa? Fuerza en las piernas tengo, probadísima porque me encanta correr, pero este es un ejercicio de gran impacto y lo más de gran impacto que hice en la vida fue casarme. Los bailetones de la oficina no cuentan. Pero ya puesta en el asunto, no era cosa de arrugar, así que con mi mejor ánimo y el orgullo bien en alto, casi marchando a la guerra, así me fui Yo con mi muñeca manga. Chinatoon se fue a la guerra, chivirin-chivirin-chinchin.
Rica cachina, para adentro...pero por fuera...
Al llegar, encontré el universo barbie completito. Flacas , regias, espigadas y altas, aún en puras medias cortas, me recibieron mirándome con el rabillo del ojo. Me sentí intimidada “¿Qué hace Barbie Galleta (ósea Yo) aquí?” pensé. Luego, el maestro, un chico alto, morocho y con el cuerpo de estatua griega, empezó los calentamientos. Debo decir que los movimientos que hacía eran de una delicadeza y una fuerza, a la misma vez, como de bailarines de ballet. Quien conozca un poco de esta delicada danza entenderá que no hablo de movimientos amanerados sino armónicos. Me dediqué a seguir las instrucciones, que tampoco eran complicadas. Hasta ahí, bacán. El roche empezó con el tema del tubo en sí. “I’m a genny in the bottle baby ...“ cantaba Christina Aguilera . Genio en la botella? Cuerpo de botella me sentía Yo, pero de damajuana , esas de cinco litros que te venden con cachina en Chincha , al lado de esas niñas y  porque no lograba soltarme. Estiraba el brazo, me iba para atrás, buscaba la mujer sexy en mi, digo para armonizar con la músiqueta esa , pero naranjas, nada , no salía. Mientras, miradas de reojo van y vienen de las barbies de Tubolandia estas, que no se dignaban a darme ni un consejito, ni una palabrita de ánimo, de esas como “ la primera vez es así, no se puede, nadie sube”…porque quizá, ellas sí subieron, snif! En todo mi dolor y sufrimiento iba, cuando tocó el momento de aprender nuevos pasos. ¿Cómo dice que dijo? Ayayayay…el pasito este consistía en trepar como monita a lo aaaalto del tubo, de potito hacia arriba, las piernas en lo alto y dejarte caer, deslizarte es la palabra, por el mismo…….saaaaaaaaaaau. Y así creas que no, con ayuda del profe…lo logré!!! aaaaaah, por que a todas nos ayudó , por siaca, no me ofendas con tu comentario dudoso XD.
Este hámster corre calato, Yo con mi bucito
Pero bueno, una vez que todo terminó, puedo decir que me sentí orgullosa de mi, porque intenté hacer algo y no me quedé en “Si Yo hubiera…” o en el “¿Cómo sería si…?” por supuesto acabé con unos moretones salvajes en piernas y brazos, de esos que hacen que la gente pregunté “¿qué te pasóoooo?” y cuando le respondes que te los hiciste en tu clase de baile , surge un silencio incómodo e indrédulo, te miran con pena y harta compasión porque seguro tu marido te pega y no quieres contar. Desgraciado este, jejeje…pero no fue esto lo que me hizo desistir de continuar con las clases y tampoco la indiferencia de las barbies de Tubolandia. Ocurre que sentí que a pesar de ser un baile muy lindo, muy completo, no es para mi. No me da la fuerza en los brazos, no me da la disciplina con canción de la Aguilera, no me da, no me da. Por pura terca pensé en continuar. Digo tampoco es que vaya a dejarme vencer por esos pequeños inconvenientes, pero cuando empecé a querer treparme de cualquier pasamanos, poste o tubo de señalización que veía por las calle, me pareció que ya era mucho. Igual estuvo bien saber que soy capaz de vencer el roche, de atreverme a cosas distintas, a jugar un poco a ser otra (la contadora del tubo, jajaja) pero ¿qué hay de mi? ¿qué busco? Por el momento sé que con el pole dance, Yo, debut y despedida.
 Así que ahora me tienes averiguando acerca de alguna otra academia de baile, no sé si será esta vez danza árabe ,( ¿acaso Shakira es la única que puede, eh?) ¿que sé Yo? A lo mejor en unos meses me veas convertida en China-Hari, bailarina exótica, o tal vez te venga a contar como China Toon se quedó sin1000 y 1 noches de Arabia…yala, habibi. Pero lo cierto es que no me va a dar miedo atreverme. Después de todo, ya he oído hasta la saciedad que cuando uno se cae del caballo, debe volver a subirse y es uno de mis lemas, además...pero al tubo...no more, no way, no corre pues.
Como premio consuelo por mi osadía, la estupenda G. quiso darme valor y me envió este vídeo de una chica, entradita en carnes que logra una gran performance en lo del tubo. Claro, su intención fue levantarme la moral, pero Yo estuve a punto de intensificar la dieta, jajaja...Nada es imposible, basta con atreverse y ponerle huevos o como diría Natalia Málaga : "¡Actituuuud!" Te dejo con Minni Cooper Girl (conchán hasta en el nombre. Vale!)


12 ago 2010

Crónica de un cumpleaños no anunciado

Y es que nunca lo colgué en el blog por esas pastruladas que a veces me atacan (Ok, me daba roche y ahora no me dá, mañana quién sabe? China Toon bipolar) pero no me voy a poner a rememorar los mil cumpleaños (¡Ya vá! ¡La exagerada siempre!) Que he pasado desde que era una niña. Aunque este espacio me esté sirviendo más que el psicoanálisis para curar mis traumas de la infancia (aparte de los nuevos que tengo en el chip) y que lo digo en serio, no iré tan atrás, pero aclaro que no es porque la memoria no me de. Todavía no me ataca el alemán, ojo, sino porque (será por los años, será melón o será sandía) el último fue diferente. Juzgue usted.
Pues bien, fue el 15 de junio, en plenitito invierno, con el pelo que se me reveló del planchado y en olor de chocolate (me hicieron un laceado con la técnica Chocoliss que, hoy ya es historia), estaba de vacaciones cortas, pues solamente me dieron una semana en la chamba, y con mil cosas para hacer dentro y fuera de casa. ¿Por qué miércoles siento que en las vacaciones termino trabajando más? De cualquier modo, quería celebrar mi cumple saliendo por ahí, dar vueltas, pensar en la inmortalidad del cangrejo y qué se Yo más, con tal de retrasar un poco el tema este de sentarte a pensar en la andanada de años que tan pronto, a una, se le vienen encima.
Bajo estas consignas, el día empezó con mi lista de prohibiciones de cumpleaños para C. La primera: NO TORTA porque eso provoca cantar Happy Birthday y esa es la segunda prohibición. NO CANCIÓN y menos con disco. Yo no entiendo porqué cantamos en inglés primero y luego en español, y mal cantado todavía ( japiverdeitullu ♪ japiverde Chinatuncitaaa♪♫ japiverdeitulluuuu♫), otra que es recontra incómodo la parte aquella de la cancioncita en donde no hay letra y que todo el mundo rellena con aplausos. Mi naturaleza tímida hace que huya de ese bochornoso momento desde que alguna vez, en casa de mis suegros, quedé atrapada y sin salida, con cara de sonsa y roja como bombita de Navidad ( ♫Sorpresaaaaa ♪). Por eso, cada cumple, tomo vacaciones para que no me agarre en la chamba. No se les vaya a ocurrir darle a la tradición de la cantada bilingue.
A mi familia, le quise prohibir la cantada en sí misma, pero les llegó altamente lo que Yo dije y se sentaron en mis prohibiciones, pero del puro amor. Aunque esa gente no me respeta, disco al menos no hubo, torta sí. Se aprovechan de mi nobleza.
 La tercera prohibición  para C : Terminantemente prohibido OLVIDAR EL REGALO que para eso le  resulto económica en otras fechas, que no joda, merecía mi libro de Bryce… y la cuarta es más bien una solicitud, "¡Vamos a pasear!". Sí, sí, prometo andar más por cualquier otro lado, pero es que no lo pude evitar, ya te sabes el lugar ¿no? Me llama la llama, bueno no, el Centro de Lima. Me parece que C. no entiende mucho esta relación mía con el Damero de Pizarro y callecitas aledañas, habiendo tantos otros lugares más "sofisticados" en donde pasarla bien, pero como no es aguafiestas, me sigue la corriente y todos felices. Y es que una de las cosas que me atrae es que siempre hay alguna exposición por ver, novedad, curiosidad, mil cosas por las cuáles uno puede visitar el Centro. Esta vez, le tocó el turno a la exposición "El mundo azul de Doris Gibson", dama limeña, fundadora de la Revista Caretas, todo un referente del periodismo de investigación en nuestro país. Esta señora, en tiempos en que las mamás solamente iban a tés de tías, cocinaban, lavaban, preparaban conservas, etc., iba a tertulias con intelectuales y artistas, cocinaba ideas, lavaba conciencias, se preparaba para el futuro etc. La cita fue en la casa Bernardo O'Higgins, en el medio del Jirón de la Unión.
Y azul era su mundo porque gustaba pintar sus espacios de color azul añil para sentirse en las alturas. Amiga de muchos políticos, intelectuales y artistas como el pintor iqueño Sérvulo Gutiérrez, quien la pintó desnuda y con quien tuvo una apasionada relación y luego una amistad ,que acompañó los últimos días del artista.Pero no quiero sacarle aquí todos sus anticuchos, no, sino quiero recordar un poco que esta mujer, gustaba ir contracorriente y la hizo linda, pues no sólo fundó una revista que marcó época, sino que Ella misma , también lo hizo.Cuentan,que le encantaba firmar cheques porque le daba una sensación de poder. Me imagino lo que sería si es cierto,que fue educada para ser una dama de sociedad (calladita no más, de su casa al mercado y del mercado a su casa) y sin embargo, se nos fue por otro camino.Tremenda, Doris.

Tomé muchas fotos de la expo, pero no es cosa de ponerlas todas acá porque me faltaría espacio para el otro lugar que visité: La Estación Central del Ferrocarril de Desamparados. La verdad es que salgo en todas con unos cachetes de marrana flaca y que ,en salvaguarda de mi honor y vanidad, prefiero no mostrar. Vanitas, vanitates. Bueno, había una Expo de Literatura Peruana. Desde hace algún tiempo, la estación fue remodelada y embellecida. En verdad es un edificio hermoso, afrancesado, que se inauguró en 1912, situado justo a la vuelta del Palacio de Gobierno, colindante con el río Rímac, que en ese entonces, no era la lástima que es hoy. Hasta se podían pescar camarones ¿Lo puedes creer? No hay duda de que los seres humanos somos los únicos animales que destruimos nuestro hábitat. Pero bueno, la expo mostraba en diversas salas todas las etapas de nuestras letras y sus distintas corrientes. Me emocioné cuando encontré el "módulo" dedicado a un ilustre miembro de la familia Toon : Ciro Alegría Bazán, uno de los máximos representantes de la narrativa indigenista y pariente por el lado de mi padre y sí, también es  lío su filiación, para variar XP. Nunca tuve el honor de conocerle porque murió muchisisísimo antes de que Yo naciera (por siaca, murió el 67, muuuuucho y Yo , ni en proyecto, eh?), pero siento gran admiración y orgullo por su obra. "Los perros hambrientos" es un libro obligatorio en los resúmenes escolares. A mi me encantó la historia de los perros "Hueso"y "Pellejo" y de su astuta ama, La Vieja y durante años usamos esos nombres para molestar a mi hermano, que era tan flaco, pero tan flaco, que su ropa me quedaba exactita, pese a  que Yo era un fideo con ojales.

Cada sala, estaba decorada con unos murales preciosos. Acuarelas de Lima, estampas de una época que se fué y no volverá. Súper nostálgicas, como esta de la Plaza Mayor.

 
También encontré, en la sala dedicada a la Literatura Infantil, un cuento que casi había olvidado : de Francisco Izquierdo Ríos, El Bagrecico (precursor de "Nemo", fácil, eh?) que fué mi adoración en el 4to. de primaria. Yo quería vivir sus aventuras.

 
 En el lado de la poesía, encontré a Blanca Varela, claro y a Vallejo. Pero mi total admiración (ya sé, profana me dirán) esta con Nicomedes Santa Cruz, el célebre decimista (Don Nico para la yenti) y que hasta ahora no pierde vigencia. "Pelona" se la he recitado a un montón de amigas completita y claro, cada vez que hago un cambio en mi look,  no falta uno que por lo menos me diga : "¡Cómo has cambiado , Pelona!" (mayyy) y si quieres contar lo bestia que eras para las matemáticas en tu cole (la historia de mi vida y aquí me tienes, de supervisora contable), dirás : "A cocachos aprendí".

 
 Entre los murales que alternan las salas, encontre estos que me encantaron y las tengo que mostrar, sí o sí, para que tengas una idea de lo que fue el Jirón de la Unión a principios del siglo XX. Cada que la veo, me siento parte de. Disculparás el caramelo.... 
Esperando el coche y los caballos
En la parte dedicada a Chabuca Granda, su inspiración : el Puente de los Suspiros, de Barranco.
Terminamos la visita, luego de ir por tooodas las salas y Yo estaba más feliz que niño en 15 de agosto (Día del Niño, ese día estaré no habida para mis sobrinos, ñij,ñij). Pasamos por la sala dedicada a MarioVargas llosa, llena de fotos de diferentes etapas de su vida, libros, artículos periodísticos,  entrevistas y todo lo que te puedas imaginar acerca del gran MVLL y , cómo no, visitamos la sala dedicada a Martín Adán, no sin antes pasar por la cafetería de la estación, que tiene vista a las líneas del ferrocarril, y tomar una foto. Al fondo, El Cerro San Cristóbal y su cruz iluminada. En primer plano: C y Yo, arrochado Él, y más sinverguenza, Yo.

Fue un día diferente, extraño, sin sensación de cumplir nada, pero con un toque especial. A veces necesito tiempo para observar lo que hay a mi alrededor y sentir que existen otras cosas más allá de la rutina. Y sí , al llegar a la casa esperaban toda la tribu macondiana  de mis amores y algunos amigos , que me aplastaron en el mueble sin  piedad (tremendo apanado) , hasta terminar chinos de risa. Bueno, Yo desde que nací.
¿Estilo afrancesado, dije? Pues acá la tienes: la Estación del Ferrocarril...♪Yo te ví en un tren♫...

La estación, de noche y con la iluminación especial que hace unos años le pusieron a varios edificios emblemáticos del Centro Histórico de Lima.
Esta foto la tomé prestada de friendlimaa1 de Photbucket, recién la subí hoy porque como fui de noche, no pude hacer la foto del techo de vitrales, pero quería mostrarlo y compartir su belleza...totalmente inadvertida por mi, hasta ese día.

4 ago 2010

Chin-chon,voy a pasear al Barrio Chino

A mí, no sé qué se me da por el Centro de Lima. Será que desde siempre ha sido un punto medio para todo. Ahí paseaba con mis viejitos de chibola, solo por mirar y nada más, porque todo estaba cerrado en domingo. Me iba a jironear (término que revela mi antigüedad porque ya nadie le dice así a caminar por el Jirón de la Unión) con mis amigas en la adolescencia, lo cual es mucho decir porque apenas y me dejaban salir y con las justas tomar un micro, la línea 20 de aquel entonces. También iba de compras con mi hermana (y bien poco en verdad, porque todo o casi todo era hecho en casa, léase por mi mamá); y de grandota, ya en la universidad, acompañada de mi amiga Sandra, nos metíamos la lateada por Quilca, Tacna, Colmena , Dos de Mayo , Uruguay y Venezuela en busca de joyas literarias. Esos libros reviejitos de los que ya no hay, y que hoy ocupan mi librero. No más, biblioteca. Desde que vi la de Vargas Llosa, la he degradado a librero, hasta que tome forma y abundancia. Lleno de vida está, eso sí.
Este domingo se me dio por volver al Barrio Chino. Hace siglos que no pisaba por allí. Había querido ir desde el Año Nuevo Chino, que para ellos cayó 14 de febrero (porque soy anti San Valentín) pero fue el único día que encontré para fugar a la playa a tomar algo de sol y brisa marina y de pasadita a dorarme los min paws (mis hinchados y blancos pies), que ya estaban pasando mucho roche. El caso es que se me hizo tarde. Mis amigos, compañeros de playa, cine, vida y demás, querían comer pizza y tomar vino por el tema este de la amistad y el amor (¡sí, claro! ¡Voy a creer!), a Ellos se les unió C. y me chotearon mis Dragones chinos y mi despegue esotérico, ya que este año tocaba Tigre, ósea mi año. Pero bueno, en lugar de comer unos Rollitos Primavera o los ricos wantanes fritos, caballera, pizza y vino en Pulcinella. Así que me hice la firme promesa de ir pronto y hasta ahora pude.
¿Qué tiene esta calle que me hace salir en domingo (cosa que detesto, además) , en medio de este frío tan perro que me congela la nariz y enrojece mis cachetes? Para empezar, un precioso arco te da la bienvenida: “Bajo el cielo todos los hombres somos iguales” está escrito en sus caracteres. Su significado lo sé desde hace tiempo y no sé cómo (pol si acaso, China Toon no leel chino) pero supongo que expresa el deseo de los inmigrantes chinos que llegaron hace más de 150 años. Nada más justo en esta vida, además. Claro, también te sale al paso la doñita que te lee las cartas, baratito no más o el señor que te vende unos plásticos para la cocina que Yo, ama de casa no desesperada, ni entiendo para qué sirven y ni quiero entender. Mientras tanto, el olorcito a Sopa Wantan se va colando por mi nariz. Luego me salen al encuentro unos patos asados y colgados por el cogote, en exhibición total de sus doradas carnes. Pero no me voy a hacer la que no: huelen bien y se me hace agua la boca y es que Yo, al igual que muchos, amo los animales pero no puedo evitar comerlos. El cielo que me juzgue.

 Así íbamos, buscando un buen chifa, hasta que C. recordó que cuando hicieron la remodelación de Barrio Chino “adoptó” una baldosa y acaso su nombre andaba por allí confundido entre las otras 29 000 mil baldosas más que acompañan a los animales del calendario chino, por todo lo largo de la calle Capón. Como tarados la hubiéramos seguido buscando (este hombre es muy obstinado) si no fuera porque nuestras tripas sonaron al rescate y entonces C. acudió al llamado de la selva y Yo con Él. Entramos al  Chifa Wa Lok y Yo (siempre poniendo la nota discordante) pedí mi plato acompañado con Coca – Cola, por favor. Lo bueno es que acá no me miran como a pecadora por no pedir la bebida de sabor nacional, como en otros chifas. Andan demasiado ocupados con la cantidad enorme de gente que los visita. Yo nunca pensé que gustara tanto esta comida de fusión. Cosa curiosa: en el Barrio Chino no hay tantos chinos como esperaba encontrar. Dijo alguien por ahí: “Levanta una piedra y encontrarás un chino” , Digo Yo : “¿A dónde se metieron?”… y creo que mejor preguntar con quién, porque de lejos empiezo a notar unos rasgos bien mesclados : ojos negros y grandes pero que terminan en puntitas, pestañas rizadas y largas, mejillas saltonas, cabello negro y medio lacio-medio ondeado, nariz enana, cara de plato. ¡Chuma! Soy Yo, en el espejo.
Más o menos así, pero con unas colecitas y algunas papas.
Cuenta mi leyenda personal, que nací en una clínica que quedaba por el Mercado Central. La Clínica Sánchez Moreno, a unas cuadras no más del Barrio Chino. Como jamás me parecí a mis hermanos (salvo por la voz chillona a mi hermana, pero eso no cuenta) Ellos se divertían inventando historias sobre mi origen: “Resulta que te trajeron a dejar a la puerta de la casa en una canastita de papas y como mi mamá la encontró, se quedó con las papas y contigo”. El acompañamiento variaba: a veces eran papas otras eran coles. El caso es que Yo me resentía y luego torturaba a mi mamá con mis preguntas: “ ¿Dónde nací?, A qué hora?, Cómo fue? “ Y luego cuando me enteré que el Barrio Chino estaba muy cerca de mi lugar de nacimiento: “¿Estás segura de que no me cambiaron? Porque a lo mejor NO soy tu hija y MIS padres tienen un chifa elegante en la calle Capón y son millonarios”. Y mis crueles hermanos alimentaban la leyenda: cambiada al nacer y criada por matrimonio peruano. Por supuesto, mi mamá salía en defensa de la presión alta que le costó el parirme.
Recordando esto, se me dio ahora a mí por buscar los restos de la tal clínica. Tal vez, en el fondo, temiese que no existió jamás y mi leyenda podría ir tomando visos de verdad. No le dije nada a C. solamente lo hice caminar y caminar hasta llegar a Mesa Redonda, a la disimulada, íbamos admirando la Arquitectura Colonial, los viejos balcones a punto de caer, los templos en refacción, la calle de los perritos (le decimos así porque venden cachorros, pero creo que es jirón Ayacucho) de donde saqué volando a C. que me anda jodiendo por un perro si acaso no tenemos hijos (será lo mismo, sí, claro! Ayyyyychhhhh!) y la verdad, ni muerta, de lejos no más (es para el perro). En esas andábamos cuando a mi vista apareció un edificio antiguo, no tanto, como de los 70 más bien, que ostentaba en el frontis este nombre EDIFICIO SANCHEZ MORENO. De modo que pensé que si hay un edificio que se llama así por ahí cerca, bien ha podido haber una clínica, pero claro, el crecimiento desproporcionado de Lima, la inmigración, la contaminación , el smog, etc., hicieron que la clínica en donde nací , cerrara sus puertas, tal como me lo dijo Señora Madre una vez. Iba explicando esto a C. y preguntando “¿Qué crees Tú que habrá pasado con ella?, ¿dónde estará?” Y este hombre cruel no tuvo otra que decirme que mejor ya ni busque porque seguramente, en su lugar, hay un prostíbulo. Sacrílegooooo!!! Por supuesto, hasta allí llegué con el tema de la clínica, las niñas cambiadas y el supuesto secreto de mi filiación, antes de que mi imaginación me traicione y me crea hija de alguna sing song girl o de la Dama de las Camelias Chinas. Pero en verdad disfruté caminando y curioseando en un lugar donde, por primera vez, a la gente no le llama la atención mi chinitud , cosa que me pasa todo el tiempo siempre que piso un chifa, por ejemplo. Hasta la tía Castula, una pariente de mi mamá alguna vez, al conocernos, me dijo “ Ahhh! Tú eres la diferente”. Ganas de mandarla a la chu…petería y a la con…fitería, no me faltaron pero
estábamos en un velorio y el dolor pudo más. Con semejante nombre ¿YO le parezco diferente? ¡Igualada!

Volviendo al Barrio Chino y a propósito del título de este post, recordé una canción de un grupo argentino de reggae y ská , Alphonso S’Entrega , llamada “Barrio Chino” que se mandaba con una letra de ging sen, chop suey y geishas. Estas últimas que nada tiene que ver con la cultura china, por cierto. Sin embargo pienso que para que se les haya ocurrido escribir algo así, es muy probable que hayan tomado de inspiración a alguna argenchina o al mismo Barrio Chino que también hay por allá. Y es que la presencia china en el mundo se siente no solo por sus chorrocientos millones de habitantes, sino porque sus “hojas” en verdad, están en todas partes. En Perú solamente, hay más de 2 millones de descendientes chinos y la verdad no sé decir si Yo puedo contarme entre ellos, porque mis antepasados con sus enredos macondianos han contribuido a complicar el origen de su descendencia. De puro milagro no tenemos la cola de cerdo. Por lo menos no de manera visible. Bueno, mejor comparto con los nostálgicos, como Yo, el vídeo de esta canción del año 87…está medio oscurón, pero considera la de años que han pasado. Y visita el Barrio Chino, pero si encuentras la clínica Sánchez Moreno convertida en bulín…por favor, no me lo digas.