20 abr 2011

Semana Santa con Charlton y Cleopatra

¿Semana Santa? ¡Las de mis tiempos! Y aunque son estos todavía, a riesgo de sonar como la abuelita de Piolín, me permito recordar (con harta nostalgia, eso sí) los buenos tiempos en que Yo contaba con los dedos los días de Cuaresma. No por religiosa, que cuando era una escolar solamente me atacaba el deseo de ser santa y mártir para los exámenes finales, si no por las breves vacaciones que se venían.  Y de verdad esto es lo que he venido haciendo en los últimos días. La culpa es del agotamiento de esta profesión que cuando se me da por maldecir, siento unos deseos salvajes de patear  el tablero y lamento el no haber optado por estudiar para maestra de nido. ¡Qué estupidez la mía! Como si hacerse cargo de 20 niños chillones no tuviera su ciencia y su dificultad. Juro que, de haberlo hecho, tal vez estaría escribiendo este blog, no con mi blusita jean y mi pañuelo super fashion, sino con la camisa blanca esta, la de los bracitos cruzados en el pecho y que se amarra por detrás. Siento tal agotamiento que no me dan ganas de trabajar. De hecho, en estos momentos ya debes haber notado que no lo estoy haciendo. Ahí están las detracciones del IGV que tengo que revisar y me siguen mirando, con cierta desconfianza creo, porque deben pensar que no les voy a hacer caso. Casi, casi estoy en piloto automático, como cada Semana Santa, desde que tengo uso de razón y se me cayeron los dientes de leche y la mollerita se me volvió consistente. ¡Qué flojera!
Yo vengo de una familia de tradición muy católica, al menos por el lado materno. Por el paterno, la cosa resulta algo más mundana. De modo que, en Semana Santa, hay como una especie de divorcio “espiritual”, de tipo religioso, entre mis padres. Y así siempre ha sido, es y será. ¿Qué te puedo decir? Son cosas de los matrimonios estos que llevan años y contradicciones mutuas. Felizmente, el mío va por los cuatro y todavía es muy pronto para que se haya presentado sintomatología.Hasta aquí debería agradecerle a Diosito el que mi madre haya encontrado ese hombre que es mi padre, de entre lo que había en la Bolsa Matrimonial, porque si no, pobrecita de mí: ayunos, oraciones y retiros forzados hubieran poblado mi infancia. Porque de que esa señora intentó hacernos ayunar, lo intentó. De hecho, en viernes santo se ayunaba hasta el mediodía y había que soplarse el Sermón del Cardenal en la TV. Por supuesto, Yo me hacía la loca y prefería mil veces “La Biblia”, de John Houston, con la esperanza de ver calato a Adán, no te miento, porque ¿qué niña no siente curiosidad por saber lo que hay debajo de la hojita de parra? Pero la ayunada y la curiosidad se me fue todita en la adolescencia, época para la cual ya sabía de todo, al menos por mis libros y revistas. ¿Qué se leía en casa? De todo. Desde libros sobre el cuerpo humano, enciclopedias, a Cervantes, al tío Ciro, a Vallejo, a Shakespeare, Prescott, todos los cuentos de los hermanos Grimm, Andersen y Perrault, etc., etc. Pasando por “Selecciones Reader’s Digest” y hasta “Cosmopolitan”… ¿perdónnnn? Sí, claro. Cuando digo de todo, es todo.  
Si el ayuno no es mi fuerte, tampoco lo es la oración. Por lo menos, no la de paporreta. Pero vamos, de que la prefiero al ayuno, la prefiero. En mi caso, el antiayuno empezó como una revuelta de las masas. Mis hermanos y yo nos rebelamos contra el régimen y tomamos la Bastilla. Cierto día, alguien mordió un pan antes de la doce, le puso mantequilla, se frío un huevo y fin del asunto. De nuestro lado, siempre mi papá, porque te puedes meter con su madre, con sus hijos, hasta con su plata (bueno, tengo mis dudas sobre esto último) pero su combo, su richi, su comida, es sagrada. Le vale madres el tema religioso, no obstante, se pliega al asunto de comer solamente pescado. Algo que se me ha quedado como ley, como rezago de la infancia, aunque debo decir que es una tradición que mantengo por respeto a la figura de Cristo. Quien para mi es algo más que una simple estampa. Yo creo en él, siento por él y vivo por él, pero de un manera menos triste porque resucitó. Como dijo el gran Cantinflas, en El Padrecito : “Pues fíjese que ya resucitó y estamos muy contentos”. Pero de mis días de religiosidad "semanasantera"me quedan muy pocas cosas, sea porque me parecen un poco anacrónicas o porque no me va mucho andar de compungida una vez por año. Y le hice el intento varias veces en mi adolescencia, no me creas tan pecadora. Cierta vez, como a los 13, mis amigas y Yo, que éramos las más lisurientas de este lado del planeta, que de 10 palabras que decíamos, 9 eran putamadreadas del tamaño de una catedral, decidimos hacer penitencia y abstenernos de soltar sapos y culebras. Todo sea por nuestro señor. Amén , hermanas. Pero como se sabe, el diablo mete la cola por donde una menos lo espera, o dicho en buen cristiano, aquello que tienes prohibido, no sé porqué diantres, se te hace más deseable. Y ahí nos tenías, contando las horas para la resurrección, con las lisurazas en la punnntaaaa de la leeeeennnnguaaaaa....maldita sea!!! ...y que nos dan las doce y que se rompe el conjuro y que nos lanzamos a pecar de palabra , listas para que nos pongan la letra escarlata. Luego, claro, vino la verguenza y luego las risas, porque en el fondo la hicimos. Tal vez esto sí tuvo algún valor. Yo no sé.
Pese a que mi madre es como es y no por nada le dicen “La Hija de Jesús”, en casa nunca hubo una Biblia hasta que ya estuvimos bien grandes. Mi Biblia hasta los siete años fue un álbum de figuritas del mismo nombre que publicara Editorial Navarrete y que, bien fieles mis hermanos y Yo, nos dimos por llenar. Juro que hasta esa edad, en que por primera vez pisé la Catequesis, estaba bien creída de que las “verdades” de nuestro álbum eran inspiración de Dios. A los 7 años Yo tenía la loca de la casa muy alborotada. Para mí, Caperucita Roja, Juanito, el de los frijoles mágicos y Los 3 Chanchitos eran tan históricos como los apóstoles, de modo que me aparecí en la Catequesis con mi álbum y pasé mi primer roche religioso cuando me lo chotearon. Felizmente que no se me ocurrió decir que en Semana Santa, además de ayunar, veíamos las películas de Charlton Heston.
Es increíble lo que la Semana Santa hace con nuestra TV. Es algo como las Navidades, pero más bizarro. Digo, es todo un repase muy instructivo del cine épico religioso hollywoodense. Arrancas en las mañanas con La Biblia, La Historia de José, La Historia de Abraham, El arca de Noé, El Rey David y Betsabé o hasta Salomón y la Reina de Saba. Todo el Antiguo Testamento en Technicolor. Lo mejorcito y lo más estelar, no viene con Jesús. Bueno, hay sus películas muy lindas, tipo “La Vida pública de Jesús” en donde vemos a Nuestro Señor más cercano a un ser humano, como debió ser, más real y no en su versión estampita totalmente distante. Pero decía que, en nuestra TV, la Semana Santa sirve más de pretexto para un festival de Charlton Heston. El que nunca haya visto, al menos una vez “Ben-Hur”, que tire la primera piedra. Sí que sabes de lo que hablo. Infaltable también es “Los Diez Mandamientos” o la nada bíblica “El Cid”. Solamente les falta repetir “El Planeta de los Simios” y el asunto es oficial. Lo curioso es que, también por eso, espero la Semana Santa. Cita con Charlton Heston obligada y renovación de votos por mi héroe preferido. Siempre he tenido la impresión de que ahí donde falle Superman o el Chapulín Colorado, Charlton es la voz.

Mención aparte merece Elizabeth Taylor. Su “Cleopatra” ha poblado mis fantasías de la infancia. Mi primera obsesión en cuanto a maquillaje ha sido el lápiz Kohl. Las veces que he visto esa película en mi niñez, por estas fechas, son incontables. Que es muy larga, sí. Que es muy improbable y ha envejecido un poco, también, pero nadie me puede quitar de la cabeza la imagen de la Taylor, cuando aparece “desenrrollada” de una alfombra que le envían a Julio César. Qué tal regalito. Entonces, imagina que, del tocador de mi madre empezaron a desaparecer misteriosamente los lápices para ojos. Un poncho con cuello tortuga era mi peluca egipcia. El patio de mi casa, mi palacio, con todo y jardines colgantes (¿Qué te crees? Sé vivir con glamur), desde donde Yo fingía, con mi poncho en la cabeza y un collar como diadema, ser la séptima reina de la Dinastía Ptolomeica, la personificación de Isis, la Reina del Nilo, aunque claro, Yo no llegaba ni a Reina de la Chatarra. Eso sí, desde entonces, a leer vida, pasión y muerte de doña Cleo y walk like an egypcian .
Lo profundo que te marca la niñez es hasta hoy, para mí, más que asombroso. Puede que no recuerdes una película que viste hace 5 años, puede que no recuerdes una canción, pero basta con que sea algo que te remite a tu infancia y podrías hasta dar detalles. Dicen que la vida empieza a los cuarenta, pero Yo creo que se queda en los primeros diez. Tal vez sea que desde entonces, nos vamos poniendo viejos con el día a día. De cualquier forma, se siente rico recordar.
Esta Semana Santa no será muy distinta de las demás. Recogeré los pedacitos que quedan de mi, luego de los últimos cuatro meses en los que he trabajado como loca. No iré de campamento por una cuestión de remilgos de señorita de internado: no puedo vivir sin mis comodidades. ¡Soy taaaaaaan mundana y comodona!Más bien, me reuniré con la familia, Causa Rellena de por medio, ¡Ñám! Meditaré sí, muy a mi manera, con mi carga de defectos y algunas rebuscadas virtudes (¡Hey! ¿Están allí?) y lo más probable es que termine apoderándome del control remoto. Charlton y Liz son mis anfitriones. Que tengas unas lindas Pascuas.

7 comentarios:

Jose Antonio dijo...

Felices Pascuas, me has hecho recordar aquellos viejos tiempos cuando la música estaba prohibida, no había nadie por las calles salvo a la hora de las procesiones, se iba a los bares a hacer el mata-judios y en las esquinas se jugaba a las chapas.

Un abrazo.

Maeva dijo...

Jajajaja, es verdad, aquí también ponen todas esas películas, pero yo levanto la mano y tiro la piedra, porque nunca las he podido ver.
Hasta hace cuatro o cinco años me iba de misa y procesiones, estaba toda la semana de vacaciones en la iglesia (eso sí, nunca jamás me apunté, y ahora menos, a una cofradía) pero las cosas cambian y ahora me quedo en casa viendo pelis, y ninguna de las que nombras jaja.

Pasa un buen finde!

besos!

Lulux dijo...

Creo que la gran mayoria de los niños ochenteros y noventeros compartimos los mimos recuerdos en cuanto a la tele peruana!!!!!!!!!! Yo también sentí la ausencia de nuestro Charlton y su infaltable Ben Hur, podrás creerme que cada año encontraba un nuevo detalle que no había notado en la película? Ya llevo 5 semanas santas sin nada de esa parafernalia religiosa. Mi mamá me hizo ayunar cuando niña y hasta tenía prohibido mostrar los hombros o las piernas si era jueves o viernes santo, 48 horas de "recato" pero cuando uno crece se revela y finalmente esos fines de semana largo se volvieron salidas a la disco... nunca hice las famosas 7 iglesias que mas parece paseo publico.
con respecto a lo de ser profe, cuando trabajaba en Perú en colegio religioso (*_*) había que soplarse el retiro espiritual del director-sacerdote. La ventaja en Francia es que en estas fechas nos dan vacaciones 2 semanas! esto es vida!!!!!!!!! como andaré dedesconectada del tema religioso que hasta hace una semana creía que la semana santa ya había pasado....paff como dijo alguién por ahí "el trabajo de dios es perdonar"... espero

Atelier Jurídico dijo...

Aló chinita; a mi nunca me gustaron esas películas jaja eran los dias mas aburridos si no saliamos a pasear, no había caricaturas en la tv.. ahora no se que haré, pero lo que si se es que estaré con mis amigos y familia, comeré muy rico y me pondré a leer, así que pronto actualizare mi blog inakusoma :) felices mini vacaciones ;D
Saludos XOXO♥

ѕocιaѕ dijo...

Me has hecho recordar mis semanas santa de niña, aquí el asunto era diferente, mipapá pidio ayuno y mamá diciendo que eramos muy niños para estar ayunando, pero siempre nos daba algo más ligero, y salir a ver las procesiones que realmente eran un poco fastidiosas para los niños, además que pareciera que por penitencia esos días hace más calor, eso si la comida era muy rica, pensaba que se deería hacer más amenudo. Y claro para terminar con todas las películas siempre Ben Hur fue de mis favoritas, pero las cosas cambian y ahora a veces se me olvida que es semana santa, pero trataré de recuperar un poco de eso que fue parte de mi infancia.
Un abrazote y felices pascuas

Rocío dijo...

Estimada Chinitatoon, yo pasé mis semanas santas con mi latita de atún, su arroz y su papa sancochada. Recuerdo la priimera vez que comí algo "que no nadara" hahaha a mi mamá casi le da un ataque, aunque ella no vaya a misa ni pueda discernir entre cuál es el día de la crucificción, gloria...ramos, hahaha imaginate. Hoy justo le pregunte a mi marido cuál es su película de Pascua y terminé confesando que me sabía de memoria "Jesús de Nazarethe", nunca vi el BenHur y que mi "BenHur" es El principe de Egipto- dibujo animado producido por Disney.

Bien amiga, saludos, cuídateeee

ana dijo...

JAJAJA esas películas de semana santa son un clásico en todos los países de habla hispana creo yo... Ben Hur claaaro y todas esas que mencionas era lo único que pasaban cuando yo era niña pero a mí no me dejaban ver la televisión en viernes santo y era ir a misa con mi abuelita y ayunar también ufff lo odie por eso no soporto ir a misa ahora... pero si son muy bonitos recuerdos de la niñez... jajaja me hiciste reir ocn lo de Selecciones Reader's Diges y Cosmopolitan jajaja yo hice lo mismo jaja
Y que hiciste entonces estas vacaciones chinita!? te mando un abrazo grande grande!